Algunos lo cargamos en el pecho, o en la mente, o lo dejamos en una repisa cuando no queremos aceptarlo. Nos arrepentimos al perderlo.
Nacemos con un frasquito, pequeño, que llevamos adentro nuestro. Este frasquito está lleno de una sustancia que nadie puede explicar. Todos, absolutamente todos lo tenemos y nunca sabemos cuándo se nos va a vaciar. Algunos puede ser que se mueran teniendo un poco. Afortunados ellos. A otros, se les perderá en cuestión de una o dos décadas.